> vavaria: febrero 2014

jueves, 20 de febrero de 2014

La osa espumosa

Esa cara de tasmania demon. pensar que vino flaca y desnutrida. vivia en un galpon grandisimo y abandonado. comia cuando cazaba alguna palomita. y apenas llegó me comio 2 gallinas.
- la cagué a palos para que aprenda()despues con el tiempo me avivo que era un reflejo condicionado. aunque no comio mas pajaritos y está gorda como un chancho ahora.
en medio de una emergencia espiritual me pregunta ese Jinn de adentro
 -¿que deseas?
- y yo; ¡Que evolucione!
 - me envuelve una ola de emocion que me hace salir lagrimas.
 -deseo concedido.

Be Water, My Friend!

Otro amado por los dioses


-Vacía tu mente, se amorfo, moldeable, como el agua. Si pones agua en una taza se convierte en la taza. Si pones agua en una botella se convierte en la botella. Si la pones en una tetera se convierte en la tetera. El agua puede fluir o puede golpear. Sé agua amigo mío.

- Vacía tu copa para que pueda ser llenada; quédate sin nada para ganar la totalidad.

- Yo no te estoy enseñando nada, sólo te ayudo a que te conozcas a tí mismo.

martes, 4 de febrero de 2014

Sin comentarios



Gilgamesh dejó su ciudad para aprender cómo eludir a la muerte, y retornó habiendo aprendido cómo vivir.

de la zaga don tuno Eduardo Mendoza M.

.No tienes que disimular tu deseo de ser brujo.
Si has llegado hasta aquí, por algo será.
E.C.P
.

 
 
N. del E.-Se ve, jugoso trataré de coparlo-
Esta singular obra:

Le canta a la Vida,
a los locos proyectos,
oportunidad abierta a grandes encuentros.
¡Intenso Aprender y Compartir!

Y al Mentor flamante
que con el Omnipotente comparte
del tallado de hombres, la responsabilidad;
al tiempo que teje intrigas
sobre su nombre y genealogía.

Le canta a los brujos del Norte,
que en animales gustan transfigurarse
para sus fechorías cometer;
hasta que se crucen
con quienes los crucen,
si los cojudillos se hacen del poder.

Y a los custodios del orden échales de poco gallos,
por no encontrar mejor arma con qué protegerse
de la embestida de la bruja voladora,
que sus trémulos falos ¡ay qué descarados!
orinando en cruz.

Le canta a los tres tiempos
de la tierra cíclicamente cargada,
(otros dirán "encantada")
de Natura, Moches y Chimúes.
¿Triángulo amoroso perverso
del que brotan infusos Sabiduría y Poder?

Y sin poses de gran vegano,
ni de saturnino asceta,
su vida "sieteoficios" brinda
con vaso solitario en mano,
que en sentido antihorario, jocoso gusta desplazar
en el círculo mágico de amigos y paisanos.

Le rinde pleitesía al Norte Mágico...
Entre las lagunas del Complejo Huaringas:
A la Chimbe de Florentino García, la Talaneo y la Negra.
Entre las Huacas:
Las del Sol y la Luna.
Entre los Cerros:
A Campana, Blanco, Yanahuanga y Chaparrí.
Y entre las Ciudadelas:
A las Ruinas de Chan Chan.

Y al cacto Sampedro
que florece de noche como si se fuera en coche,
échale de "figuretti"
por gustar harto retratarse en huacos.
¡Ea! que bien merecido lo tiene
pues las enfermedades del paciente cura,
la casa cuida mejor que perro,
y al curandero hace volar y "ver".

Le canta todo sobre Iniciación y Consagración,
Bautismo y Adoctoramiento en Brujería
Cargada de Pruebas 'ta mi Vida
de Actitudes, Conocimientos e Ingeniería.

Hacia el Mal, hacia el Bien...
A favor y contra el tiempo
¡Vaya Muerte y Renacimiento!
Feliz equilibrio con el Universo.

¡Chúpate esa compadre!,
que ser brujo no te salva de estudiar,
ser observado y rendir cuentas por tus artes;
pues hasta el final de tus días,
la Chimbe coqueta les seguirá el trazo
a tu sombra... y tu calzoncillo.

Ni San Cipriano brujo,
envuelto en amago de amores con Santa Celina,
se salva ¡ay! de las infidencias
de este brujo parlanchín.

Le canta y le danza a la mesa de los tres campos,
sobre mantel, sobre pista tendida,
por varas y espadas, cercada.
En el acto, déjanse oír, una tras otra, tres voces tonantes
para sorpresa de los circunstantes:

– "¡Síganme los buenos!, ¡a la derecha!", llama Cristo.
Y tras él, luenga procesión de Vírgenes, Santos, Ángeles, Patriarcas y Libertadores.
Ellos son los caballeros del "Nuevo Orden", "Positivo" y "Justiciero".

– "¡Síganme los malos!, ¡a la izquierda!", convoca Satán.
Y al llamado acuden: Huacas, Cerros y Lagunas; caracolas, vampiros y 'órganos de piedra'...
Ellos personifican el "Antiguo Orden", "Negativo" y "Ganadero".

– ¡Válgame la Chungana, Carajo!, que no de buenos' o 'malos' ,
sino de 'no-malos' y 'no-buenos' es este mundo de Dios.

"¡Vengan conmigo quienes se sientan capaces de arbitrar
a las almas bienaventuradas dispuestas a conciliar!", tercia San Cipriano.
Alcanzo a divisar en este bastión: el sol de bronce, el seguro del brujo, la piedra de Chimbe y...
Y a las 12 te veo, curandero.
¡Hélos en esta franja, los adalides de la "Zona Neutra", la "Zona de Dirección!

Al Pájaro Pinto mensajero,
que viene volando, volando... de muy lejos y de incógnito,
¡zooom! refléjale curandero la cara en el espejo;
A la Huaca Prieta,
con la vara lechuzón ¡pak! ¡pak!
a golpe de huaca y mar penetra;
y a la Chimbe Norteña,
corteja y domestica ¡ejem! ¡ejem!
con la historia de la serrana yerbatera,
de la curandera hermosa.

Al ritmo de Chungana la Gran Mesa del Viernes canta.
Vientos y cerros,
lagunas y huacas,
ángeles y demonios,
y el Pájaro Pinto cuentan entre sus invitados.
Y no atiende pacientes
hasta que se colma la paciencia de no sé que buena beata...
¿Qué, cómo los veo?
¡Toditos, todititos felices,
menos una pava que patea desde el techo!

"Conmigo nadie entra",
les espeta a los maleros que su dulce sueño osan perturbar.
Y a los guayancheros, ésos que amarran amores,
con dos luceros, acúsales de faroleros.

Le canta al cuye de indias,
a quien ni miseria humana,
ni tecnología de punta,
ni inminente autoinmolación ¡ay! amilanan;
en tanto que la vitalidad de mi aura,
con destreza ojimétrica,
el brujo, de costado, captura e interpreta.

Y a la luna,
a las 14 lunas del año,
al agua,
a las mujeres,
a los ancestros chimúes,
al Dragón y su Huaca,
a la Ciudadela Chan Chan,
y al ave cochipe
tócales serenata.

¿Pacto con el diablo?
¿Con el Amaru?
¿Con la química de Sampedro y las Fuerzas Naturales?
Sin atender las habladurías de tanta gente tozuda
sobre la fuente de su poder curandero y visionario,
síreales piropos de gato
a las brujas mártires de antaño
que bajo tortura confiesan
haber sido mantenidas a base de maíz y papas
por el demonio faludo
al triste coste de algunas noches de amor...

Le canta a la Actitud Mágica
de las huacas que comen gente...
A los médicos que les intimida hasta el "chucaque"
el reto de confrontar destrezas con los "doctores" tradicionales...
Y a los especialistas que coinciden en criterio
pero se desconocen mutuamente.

***** A los astrales,
espíritus parásitos
y elementales de los tres reinos naturales,
refriégales en la cara ¡ayayay!
su cociente intelectual.
Y cual niño de kindergarten diviértese
creando y cantando canciones a las huacas,
y los tonos del tiempo, coloreando.

***** Le canta al brujo que levita en plena mesa:
¡No te ufanes, brother;
con artes de principiante!
psss! quiero verte al vuelo astral,
que te permite visitar y aprender de los grandes:
María Sabina, de México,
María Lionza, la venezolana,
Mamború, brasilero, curandero y nigromante.

*****¿Tratamientos?
***** A la mujer que llora las caras zoomorfas de la gente...
→ Lección de Huacos.
*****A los padres que torcer quieren la vocación del vástago...
→ Comprensión y diálogo.
*****Al hijo que le han dañado la cadera con impacto de plátano...
→ Cuye, Mesa, Fuego y Caldo de Tabaco.
*****Al loco que ha dejado ir su alma de vacaciones...
→ Persecución, Gran Susto de Muerte.
*****A los fantasmas de los muertos que llegan a fisgonear las ocurrencias de la Mesa...
→ Oportunidad.
*****Y a los futbolistas que sin el menor recato juegan su partido sobre ella...
→ Dispensa especial.
*****¡Ay que se las sabe todas este brujo chelero!...

Le canta a los grandes males de amor
aquellos que con presteza se adquieren,
y a la cura o al olvido se resisten,
aunque sangren a morir.

A la inocencia de aquel niño pescador
a quien la "usurpadora" en atuendo de realidad
no consigue todavía arrancar
del mundo del mito y el ensueño...

Y el escéptico gruñón que se desgarra los vestidos
mientras al viento lanza dizque lastimeros alaridos:
¡¿Cómo es posible que en pleno siglo de oro
de la ciencia y la tecnología,
aún tenga cabida tanto ignorante que confunde
la realidad y sus más locas fantasías?!,
recibe por toda respuesta el eco de lejano conjuro:

"Todo golpe de espiritismo, magnetismo, hipnotismo o sugestión. Altos montis, rapis, capis, calaberis, caquis, ríos cantabis. Oh, diosa Cheva, no permitas que mi cuerpo sea preso, herido ni muerto. Con dos, te veo; con tres, te ato. La sangre te bebo, el corazón te parto. Desde el Monte de San Eliseo, veo a mis enemigos llegar: Tienen los ojos vendados y el corazón amartillado. Válgame el pan consagrado, que no se lo quiero dar a soberano Bagenaro. Por la Santísima Trinidad. Amén".

Tuno el curandero

La brujería se produce cuando se ha operado la dualidad en el campo mágico. Primero es lo mental y segundo el que le hayan dado un trago. Lo primero es lo más fácil, o sea cuando es mental no más. Digamos que por una sugestión, por sugestión a larga distancia. Cuando ocurre así es más fácil hacer, trabajar.
Pero cuando le dan un trago, una pócima de una porquería de ésas, lo que se impone entonces es una intervención dentro del campo físico ya, fundamentalmente. Darle, pues, un trago, un antídoto. Es como un veneno. Si se tratara de una tuberculosis, bueno, entonces una penicilina. Y si es una infección, una sulfa. Y así. No es nada del otro mundo. Después, eso del diablo y el espíritu maligno. Los espíritus se los forma a veces uno mismo mentalmente; sí, uno mismo no más. Que hay elementales, sí; hay luciferes que son denominaciones de los elementos negativos. La magia negra, por ejemplo. Gente que solamente piensa en hacer daño a una persona. En odiar, en querer que eso nunca surja. Sí, hay gente así. Eso se ve a cada rato, a cada instante. En los negocios, en todo se ve, ¿sí o no? Un tipo, por ejemplo, que no quiere que su amigo surja, ni que esté a la altura de fulano. Y que si lo ve surgir y prosperar le tiene cólera. Eso es una cosa innata en el hombre. Siempre tiende a la envidia. Yo mismo he tenido mis chispazos de envidia. Sí, los he tenido y soy franco en decirlo.
¡La envidia! Sí, la envidia; está en todas partes. Es lo común. Le voy a contar un caso, uno entre tantos, porque hay muchos.
Estaba yo trabajando..., antes trabajaba así, hasta de balde, para la gente; y uno se va dañando cuando va conceptuando el valor del dinero; y no es que no se necesite, se necesita, pero cuando uno hace una promesa de servir a la humanidad..., ¿me comprende?
Pues bien: venía tantísima gente y yo servía a todo el mundo; a todos los atendía muy bien. Y un día se me presenta una chica para hacerse un rastreo. Me acuerdo perfectamente. La atendí, tomó el remedio. El remedio comenzó a avivarle el subconsciente y el mal que padecía, porque efectivamente tenía una enfermedad. Una enfermedad física. Era una chica de dieciséis años que tenía en los senos una especie de sarna purulenta; la volvía loca y quería arrancárselos. Como a las tres de la mañana le digo: "Sal tú para el rastreo".
Salió la chica y se paró frente a mí, frente a las artes, a la mesa, los receptores. Comencé, pues, a jugar, a armar y comencé a hacerle el registro ascárico. Y yo que voy mirando y veo que a la chica se le formaba en los senos unos alacranes y hormigas. El astral, pues, el astral de ella. ¡Y había que ver cómo se rascaba la chica, cómo! ¡Quería arrancárselos en ese momento! Padecía de un escozor horrible. Era algo muy serio.
Mientras hacía el registro, sentí un olor a dulce, a dulce fresquecito, recién salido de la dulcería. Y era de camote dulce, me acuerdo, y con chancaca, y bien agradable. Y el astral de las otras muchachas -dos, al lado de ella. Una, más agresiva, se metía y le daba. Ella se lo comió. Entonces yo le pregunto: "Oye, chica, ¿has sentido el olor?" "Sí, bien rico", me dice. Y todos sintieron el olor del dulce, por supuesto.
Eran las tres de la mañana...; ¡quién iba a estar haciendo dulce de chancaca con maní a esa hora! "Ay, que agradable", me dice. Le digo: "Oiga, ¿conoce a una muchacha de esta forma, de esta otra? Tú has comido un dulce cuando en una época te lo dieron ellas". "Sí", me dijo. "Mira", le digo, "esa muchacha tiene envidia por un muchacho que es así, de esta forma". (Porque el astral del muchacho estaba ahí). "Por envidia", le dije, "así que debes tener mucho cuidado. En este momento te voy a hacer una..." (Para eso tenía los senos así, completamente podridos, tenía pues; se le veía bien horrible; le salía agua maría y pus..., ¡pobre muchacha! Se veía que la estaban carcomiendo por dentro. Estaba como loca, quería arrancárselos). Yo le dije: "Ésas te tienen pica". "Son mis amigas", replicó, "chicas del trabajo, amigas; y que por acá y que por allá". Comenzó a relatar. Yo le recomendaba que tuviera mucho cuidado, porque la muchacha la odiaba, y si le había dado lo que le había dado, era para que el muchacho no se le apegara. "Tenga asco de ti; y verdaderamente, hasta la fecha, el muchacho ya ni conversa contigo, ¿no es cierto? Inclusive tú huyes de él por tener esto que se ve tan feo".
"Sí, señor", me dijo.
Pues bien: agarré, terminé, le hice su limpia, todo su rito. Y sobre la marcha no más le apliqué una rodaja de sampedro, con el agua ahí; le puse su cacto. En cada seno. Antes de eso se tenía que hacer unas chupas a los senos. Chupas de agua blanca, de agua de maíz con pasca y jugo de lima y flores blancas, azúcar blanca, etcétera. Ahora, eso tenían que hacerlo los alzadores, o sea los que absorben la cuestión por la nariz.
Querer hacer los gallos. No quisieron. "Nooo".
"Eso está podrido, no lo hacemos", dijeron. A pesar de que ellos ganaban. Entonces tuve que hacerlo yo, pues. Qué asco daba, francamente. La maniobra consistía en agarrar un poco de agua blanca, o sea el agua ésa del maíz, todo ese refresco que está jugado. Dentro de la ceremonia. Es como cuando un cura hace la consagración del agua bendita; preparar el agua bendita.
Entonces se agarra, se echa a la boca un poco y se hacen cinco chupas en cada seno. El número cinco es un número de la cábala; los cinco sentidos, pues, ya. Número religioso también.
Entonces uno chupa agua, se la pone en la boca y la pega en la herida o en la afección, haciendo el ademán de chupar. ¡Ajjj, ufff, ajjj! No hay que pasarla, porque si se pasa, ¡ufff!, bien feo. Sólo en la boca. De ahí se escupe de vuelta al suelo. Pero no bien chupa uno, o sea, en ese momento del simbolismo de la acción, se notan un montón de cosas terribles: picazones en la boca, una cosa como si fuera arena, o polvo, o como si fuera ají.
(...)
A la chica le dije que se sentara. Se sentó por ahí, a un lado. A las cuatro de la mañana es la hora en que comienza a ajustar las cuentas. O sea todas las emociones, los fluídos, las vibraciones; todo eso tiene su hora en que se juntan, atrayéndose unos a otros, mientras que otros se repelen. Se estacionan en el lugar que les corresponde en el Cosmos.
Y cuando ya tocaba el refresco, a eso de las seis de la mañana, a la salida del sol, le digo: "¿Cómo estás?" "Bien", me dice, "ni me arde ni me duele". Y cuando se los descubre le saco las rodajas de sampedro y los senos se salen como una cáscara, así como la culebra se descascara y se queda medio rosadita. Toda esa caracha, esa porquería que tenía encima, había desaparecido. El sampedro limpia internamente y externamente; y además hubo también, pues, la ceremonia espiritual, como la imposición de manos. Y también hay que ver la fe de la chica.
Todo había sido dirigido sobre la base de una sustancia ingerida y la maldición, la mentalidad adversa sobre la persona. La dualidad: el mal por acá y el bien por allá; eso hubo; digamos que lo hubo en el campo de la curandería, en que yo actué dentro del campo espiritual, en la sutileza, y dentro del campo físico, ingiriendo sampedro, que hizo una revolución interna y se aplicó una terapia. Entonces las dos cosas trabajaron conjuntamente, en unión.
O sea que no es un misterio. Es un misterio para otras personas que lo pueden tomar como cosa de milagro. Y los milagros solamente se suscitan por secuencias vibratorias que hacen generar por ejemplo energía en donde es muy tenue. O sea, mucha energía, o por decirlo así, una súper energía, donde hay poca. Eso es lo que sucede en el Señor de los Milagros. Está allí la persona tullida y la fe y la vibración, de tal manera que entra con fuerza y comienza a generar movimiento en la masa física. Eso es todo. Para mí es eso; si no hay fe, no hay nada.
Estuvo bien la chica. Sanó. Menstruó con el remedio que le di. Le di unas hierbas, le di sus tomas, su hidroterapia para que comience su respiración, etcétera. Porque según dicen los médicos, está enferma, tiene enfermedad. Digamos, un problema suprarrenal. Como el papá quería que se sane al vuelo, rápido, se la llevó de nuevo a Lima, al Hospital de Policía, o creo que al Militar; bueno, no sé; pero se la llevó y está peor porque le han aplicado mucha cortisona. Está como dicen, hasta el perno. Se ha deformado completamente. ¿Por qué? Porque hay poca fe. Nadie se cura de porrazo. No hay arte de birlibirloque ni de magia. No es cuestión de hacerle un par de pases y ya está, se curó. No. Eso está bien difícil. Y lo peor, como digo, es la falta de fe. Ya sé que ella puede tener fe, pero se supedita al campo paternalista. Que el papá dice eso y que dice lo otro; y bueno, ella tiene que obedecer a sus padres porque se siente enferma y necesita protección.
Y lo que le dice el papá: "Hijita, toma, y toma; te llevo acá". Entonces deja de actuar lo otro. La muchacha estaba bien; se iba a demorar un poquito, pero valía la pena. La han llevado al hospital de Lima y le han hecho nuevamente una biopsia y no sé qué diablos más... Cada cual camina con sus pies, mi amigo. No esfuerzo a nadie a pensar en alguien. La conciencia debe ser la que prevalece, lo prevaleciente.
Fuente.- Gushiken, J. (ed. 1979): "Tuno: El Curandero"
Segunda edición aumentada.
Ediciones de la Biblioteca Universitaria.